miércoles, 7 de septiembre de 2005

No, don Oscar, no

Septiembre 7, 2005 02:32 PM
Armando Vargas Araya

El portaestandarte verdiblanco trompica al improvisar en público. «A mí, si me ponen a administrar una pulpería, estoy seguro que la quiebro» (30.1.05). «Los libros no son para terminarlos, como los matrimonios, sino para disfrutarlos» (4.4.04). «Una vez conversé con Penélope Cruz 30 minutos y no la convencí de que dejara a su novio» (14.6.05). «Las águilas habitan en las cumbres y cometerían un gravísimo error si bajan al fango a pelear con los caracoles» (22.3.04). Cavilaciones personales, si se quiere, que pueden o no afectar la nación, expresiones que podrían analizarse en procura de una carta de navegación vital.

Sí conciernen a la ciudadanía estas sentencias: «La ingobernabilidad se ha adueñado de la administración Pacheco de la Espriella… Es mejor evitar el caos y la anarquía y promover la tiranía en la democracia» (3.9.05, La Prensa Libre, página 5).

El que así discurre no es un principiante que padezca confusión de términos. Es un ex Presidente de la República que anhela volver al ejercicio de la titularidad del mando. Toda candidatura presidencial debe ser cátedra de civismo, no tarima de desenfreno contra el orden constitucional. (El Código Penal contempla prisión para el que hiciere propaganda «para derogar los principios fundamentales que la Constitución consagra»).

La tiranía es negación absoluta de la democracia. Tiranía es gobierno ejercido por un abusador de su poder, superioridad o fuerza. «La tiranía en la democracia» es locura pura y dura, una contradicción inaceptable.

La costarricense, como todas las democracias, sufre de quebrantos en su gobernanza. Resultan insuficientes hoy el arte o manera de gobernar para el logro de un desarrollo económico, social e institucional duradero, promoviendo un sano equilibrio entre el Estado, la sociedad civil y el mercado de la economía. Pero la ingobernabilidad no se cura con quitar oxígeno a la democracia: la medicina resultaría mil veces peor que la enfermedad.

Esta columna defiende principios democráticos, inspirada en la admonición del periodista y político Sir Winston Churchill: «Una prensa libre es aquella que vigila, siempre en vela, cada uno de los derechos que todos los hombres libres atesoran». Otro autor británico, C. S. Lewis, escribió: «Entre todas las tiranías, una tiranía sinceramente impuesta para el bien de sus víctimas puede ser la más opresiva».

La campaña electoral servirá para contrastar propuestas de los candidatos presidenciales sobre gobernanza. El ciudadano escogerá con libertad entre ofertas competitivas.

Entre tanto, desde aquí se llama la atención sobre la tremebunda proposición de que la alternativa a la administración inútil que periclita, sea «la tiranía en la democracia».

Aunque la tentación totalitaria es maña vieja… Hace 113 años se instauró una «dictadura constitucional». Con el pretexto de que el gobierno debe «conservar el orden público y proveer a la marcha regular de las instituciones, removiendo para ello los obstáculos que se le opongan», se decretó: «Declárase disuelto el actual Congreso Constitucional». Entonces el Presidente de la Corte Suprema de Justicia, don Ricardo Jiménez Oreamuno, se retiró en consecuencia del «ataque mortal a la Constitución. Mi autoridad se deriva de ella, y se ha extinguido al extinguirse su fuente».

¿«Tiranía en la democracia»? No don Oscar, ¡no!

para La República, 12 setiembre 2005

sábado, 3 de septiembre de 2005

Arias defiende “tiranía” en elección de diputados

•Asegura que es mejor que “el caos en la democracia”

Esteban Arrieta Arias
earrieta@prensalibre.co.cr
Foto: Juan Carlos Rubí

“Costa Rica prefiere un candidato que puede elegir a su gente y que tiene la posibilidad de sacar al país del caos y la anarquía en que se encuentra”.
“No quiero tener en mi Gobierno a una fracción que hace lo que le da la gana, en donde algunos diputados le faltan el respeto al señor Presidente cuando no están de acuerdo con él.
“La ingobernabilidad se ha adueñado de la administración Pacheco de la Espriella y por eso, las reformas importantes como el Plan Fiscal y el TLC no avanzan.
“Bajo esa premisa, creo que es mejor evitar el caos y la anarquía y promover la tiranía en la democracia, es decir, un mandato claro, con un líder que sabe qué es lo quiere y quiénes le pueden ayudar a conseguirlo”.
Con estas palabras, el aspirante presidencial del Partido Liberación Nacional (PLN), Óscar Arias, defendió a todos y a cada uno de los candidatos a diputados electos ayer por la Asamblea Nacional verdiblanca.
Arias Sánchez no ocultó su satisfacción al cierre de la jornada, pues no solo logró imponer a 10 candidatos de su conveniencia “a dedo”, sino que todos los que fueron bendecidos por él en las votaciones posteriores, lograron ser electos.
“Ciertamente me siento muy orgulloso y muy agradecido con la Asamblea Nacional, pues todas las personas elegidas han sido los de mi preferencia.
“Hace 20 años, dije que no quería dejar al azar a los 30 millones de centroamericanos, hoy puede decir lo mismo con los costarricenses, pues con las personas designadas, sabremos a ciencia cierta cuál es el rumbo que tomará el país”.
Para el verdiblanco, el Gobierno del Presidente Abel Pacheco no ha sido claro, pues los constantes encontronazos internos y las disputas con la Asamblea Legislativa, han afectado el desarrollo del país.

“No pueden criticarme”

Para finalizar, el aspirante verdiblanco indicó que la línea férrea que dictó ayer en la Asamblea Plenaria del PLN, es la misma que han impuestos los líderes de países desarrollados como Estados Unidos e Inglaterra, “la democracia no es sinónimo de caos e irresponsabilidad”.
“Tratan de criticarme porque tuve la oportunidad de decir quiénes serán mis diputados.
“No entiendo a la prensa y, con todo respeto, les recomiendo que se pongan de acuerdo, pues cuando el candidato del Partido Unidad Social Cristiana (PUSC), Ricardo Toledo, no pudo elegir a sus preferidos, los medios de comunicación dijeron que no tenía el peso suficiente y ahora que yo demuestro lo contrario, me preguntan y me preguntan sobre la línea dura que impuse.
“Costa Rica prefiere un candidato que puede elegir a su gente y que tiene la posibilidad de sacar al país del caos y la anarquía en que se encuentra”.