viernes, 28 de agosto de 2009

Controles a la prensa: no, transparencia sí

Publicado el 28 Ago, 2009 a las 1:48 pm por cristian

Me llamaron la atención las notas que se publican hoy en dos periódicos, sobre las alusiones a la prensa hechas por el presidente Arias en su discurso del miércoles en la Asamblea Legislativa. Leí el texto esa misma noche y me pareció que Arias lleva razón en casi todo lo que expresa sobre los medios, su manejo y su papel influyente en la formación de la opinión pública.

Es temible, eso sí, la recurrente insinuación a la necesidad de “controles”, o la sola sugerencia de que la prensa debería realizar una “crítica mesurada” para con los gobernantes. En un post de este viernes, Juan Carlos Hidalgo expone claramente la que ha sido la posición de Arias: su incomodidad ante los controles y la rendición cuentas, y sus pretensiones de gobernar sin preguntas, explicaciones ni críticas. En este blog también hemos vuelto sobre el tema una y otra vez.
“Nos guste o no, la prensa contemporánea hace mucho más que eso: no solo informa, sino también influye, decisiva y casi siempre deliberadamente, sobre las opiniones políticas de las personas (…) Nada nos hace suponer que los medios de comunicaciones responden de manera única, o siquiera fundamental, al interés público. Son, ante todo, empresas, corporaciones que buscan producir utilidades”, dijo en el discurso de esta semana, en el que planteó la necesidad de reformar la Constitución Política como solución para la “ingobernabilidad”.
¿Descubre el agua tibia el presidente con respecto a la prensa? Por supuesto que no. Pero ¿no se le hizo un poco tarde a Arias para incomodarse por la forma en que influyen los medios sobre la opinión pública? Hasta donde recuerdo, antes (por ahí de octubre de 2007) no parecía estorbarle, ni antes de eso tampoco (sobrarían los ejemplos). Es curioso que el presidente se exprese así de la prensa tras una seguidilla de dimes y diretes en ese sentido, desde que se devolvió los peluches con Telenoticias y con La Nación.
“Estoy cansado de intentar gobernar en un país que cree que la crítica a toda costa nos hace más libres, cuando en realidad nos hace más ingobernables”, había dicho Arias ya en setiembre del año pasado.
Está claro que el presidente y su hermano manejan una agenda alarmante, dirigida a imponer controles y capitalizar poder irrestricto. Las comparaciones con Chávez, después de tanto gazapo, comienzan a tomar forma.
 Pero que ante los nuevos dichos, los medios se rasguen las vestiduras esgrimiendo dogmas ancestrales de objetividad, asepsia y dedicación desinteresada y casi devota al “interés público”, me parece por lo menos molesto.
 “Me extrañan las infundadas acusaciones del señor Presidente de que nuestras publicaciones obedecen a intereses particulares y no al interés público”, dice el director de La Nación hoy, en una cita consignada en su propio periódico. Es que alguien puede -a estas alturas- pensar que los periódicos se deben “a los costarricenses” antes que a sus intereses particulares? Y no digo que eso sea ilegítimo, porque nunca dejaría de defender la libertad de prensa, y de empresa, y la autonomía de los medios de comunicación. Pero ¿a quién se pretende cuentear en estos tiempos? Claro que los periódicos persiguen “el interés público”, pero ¿quiénes deciden cuál es ese “interés”, sino sus editorialistas?
Ojo que esto nada tiene que ver con las majaderías que se repiten una y otra vez en este país, entre ciertos sectores, sobre “la hegemonía de los grandes medios” y el resto de ese discurso rechinado.
“No podemos seguir operando sobre la ficción de que los medios de comunicación simplemente informan a los ciudadanos”, dijo Arias. Y yo agregaría la ficción de que son objetivos e imparciales, y la ficción de que no responden a intereses empresariales -primero-, y la ficción de que no bailan una coreografía estrecha y constante con el poder político.
¿Por eso hay que imponer “controles”, ponerle “límites”, o “mesurar” a la prensa? Definitivamente no. Pero procurar medios de comunicación más transparentes en sus formas e intenciones, sí, eso sí.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

> Los comentarios están siendo moderados.
> Si el comentario ofende a las personas puede ser borrado por el administrador del sitio.