domingo, 15 de noviembre de 2009

Horror de Arias que Salamanca no cura

Leonor Isabel Antillon Sargent

Sabio refrán: “Lo que natura non da, Salamanca non presta ”

No sé cuántos viajes hizo el pariente-mandadero del presidente Arias, Fernando Sánchez a España, para conseguirle un doctorado honoris causae, que nos causa horror sin sorpresa, y tampoco sé si otra vez fueron los bolsillos ciudadanos los que pagaron esos viajes, y si fueron oficializados, porque ahora en Costa Rica, todo lo que hacen y deshacen los Arias, tiene marca gorilesca, como el informe de la ministra de seguridad, que evidenció que está allí,  para cuidarle las espaldas a los hermanos desgobernantes.

Lo que sé es que Arias irá pronto a Salamanca a recibir uno de esos yerros internacionales que los incautos le dan, movidos por los hilos de cuentos chinos que tejen sus escuderos, para seguir haciéndose publicidad. No se lo dan ni por razones sociales ni jurídicas, ahí no comieron cuento, sino por causa de la educación, unos cuantos pasquines que publicó y, aquí la excusa, una especie de convenio de estudios, donde lo que se hizo fue crear unos cursillos cortos de educación turística y sin mucho fundamento, todo para lograr el alimento necesario para el Arias-ego.

Pero ojo señores, que aquí aparece la Fundación Arias, la que quiere despojar a trabajadores artesanos  cuya suerte pende de un hilo, con el desgobierno en su contra.

El horror de horrores es que en el mundo exterior todavía no se han dado cuenta de que el presidente viajero, es sólo una carátula de demócrata, que habla y escribe para impresionar, pues demuestra lo contrario con los hechos, y que, en el caso de Salamanca, no se tomaron la molestia de saber que Sánchez participa de los mismos vicios de intriga, que sus parientes, para lograr torcer brazos, como lo hizo con el famoso memorandum del miedo, por el que se fue Kevin Casas, el otro delfín del grupo Arias, ambos interpretaron muy bien los propósitos del dictador en democracia, utilizando el miedo, la amenaza y la descomposición institucional, aderezados con el clientelismo político que tan bien han fortalecido, táctica merecedora de un horroris causae, si es que el antipremio existiera. Y ambos personajes andan por Salamanca tejiendo su telaraña en una mezcla rara con la Fundación Arias y sabrá Dios quienes más de por allá y de por acá. Ya aparecen en cursos patrocinados por el BID, Ivo Hernández y Jean Paul Vargas, ambos de esta Fundación que persigue artesanos.

¡Cuidado Salamanca, que la corrupción tiene tentáculos y caminos invisibles! Y las ocultas manipulaciones que tan bien hacen los Arias, podrían ponerlos en aprietos.

Bueno es que esa Universidad conozca la verdad, porque la investidura conferida, no evitará los desplantes de la dupla desgobernante, en tantas áreas en que ha fallado, con esa baja nota que tampoco remedia el elevado gasto social, económico y de vidas humanas que la propaganda gubernamental, único trabajo digno de premio, ha cobrado para que los Arias salgan avante pese a los yerros infringidos a la ciudadanía y al país.

Ha errado en seguridad, sin esa paz, los ciudadanos son carne de cañón de las bandas de cuello blanco, de los mafiosos y narcos y de  los criminales que matan por un par de zapatos, o unas cuantas monedas, y se nutren del ejemplo del abandono social en que nos tiene el desgobierno. Los niños de la calle se reproducen como moscas, y su educación obligatoria y gratuita, se desperdicia porque lo que se gastaría en ellos, se va a la caja única que paga los caprichos de la clase gobernante. Toda la educación pública ha sufrido un enorme deterioro, rebajo en el presupuesto, malos manejos en el reclutamiento de docentes, malos conceptos didácticos, mala formación general, pésimo estado en los centros de estudio, algunos carcomidos por la burocracia, y el resultado es que los jóvenes desertan, se malcrían sin disciplina de estudio y aprenden lo imprescindible para lograr el bachillerato, si es que lo logran, lo que los hace dependientes de un mal empleo, o de la calle, buena cosecha para la malsana propaganda política, que los recluta para el voto y los abandona de nuevo.

Porque en este país, las elecciones las ganan los grandes e indiferentes capitales. Por eso Arias no merece ningún reconocimiento, él es sólo un muñeco parlante, que pone a sus pares como candidatos, bien adosados con propaganda y mentiras, para seguirle el juego a quienes pagan por eso.

Lamento mucho el error, que por falta de cuidado al elegir a su candidato, han cometido los académicos de la Universidad de Salamanca. Porque el único doctorado que Arias merece, es el QUE CAUSA HORROR, en eso tiene nota 100.

A menos que ahora la Universidad de Salamanca haya decidido otorgar también dicho doctorado a personajes como Micheletti, Bush o Madoff, el financista corrupto encarcelado. ¿Serán esos los planes?

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