sábado, 21 de noviembre de 2009

Oscar Arias reprobado en Historia

Juan José Sobrado Ch.*

Fuente: elpais.cr  | 21/11/2009

En la sección de Opinión de La Nación del 15 de noviembre pasado, don Oscar Arias señala cuatro supuestas "trabas culturales" que impiden el desarrollo de Costa Rica. Lo que dice ahí demuestra que: a ) no conoce la historia de Costa Rica; b) es in-auténtico y falso, porque predica todo lo opuesto a lo que hace; y,  b) quiere que Costa Rica retorne a los peores momentos del pasado con el  liberalismo manchesteriano en auge.

Falso que Costa Rica haya tenido aversión al cambio y al desarrollo, como la falsa “traba cultural” que aduce. Nuestra historia demuestra todo lo contrario.

Rotas con la independencia las cadenas del imperialismo español, se inició a partir de 1830, con el estímulo del Estado que repartió tierras y estímulos, la agricultura del café que a fines de siglo ya había permitido una impresionante desarrollo, que se obtuvo bajo las fuerzas de la producción actuando bajo una verdadera libertad para todos los factores de la producción. Régimen que, hasta su expropiación por el manchesterianismo de fines de siglo, fue el del liberalismo, clásico, con la trilogía” egalité, liberté y fraternité” de la Revolución Francesa. “Fraternité” le fue ruego arrancada, y “egalité y “liberté”, dejada solo para algunos. Ese “neoliberalismo”, es el que don Oscar cree, y que nos quiere imponer autoritariamente, y del que se extraña  que la gente- por supuesto- no lo quiera.

Según un estudio del investigador norteamericano Richard Lynn Ground, elaborado para la CEPAL, la tasa de crecimiento del ingreso nacional en Costa Rica entre 1843 y l894 fue del 5.3% anual (solo sobrepasada por la de Estados Unidos), y la del per cápita, del 3.3%, la más elevada del mundo, sí, del mundo.

A finales de siglo XIX San José fue una de las primeras ciudades de América  en tener sistema de electrificación público y red de cloacas con plantas de tratamiento para las aguas negras, así como un Teatro Nacional de gran calidad. Este es el país que según don Oscar tiene “aversión al cambio”, por lo que nos da la receta de los grilletes neoliberales y del imperialismo de Mr. Bush, para que nos “liberemos”.

En lo social, cuando el régimen conservador, pero inteligente, del Canciller Bismarck establecía las garantías sociales en Alemania, el pensamiento egoísta que representa ahora don Oscar, a través del presidente José Joaquín  Rodríguez de la década de l890, calificó las ideas del Obispo Thiel, basadas en la Encíclica Rerum Novarum, de “anacrónicas, erróneas y peligrosas”.

Ese mismo pensamiento egoísta se opuso a las garantías sociales y al seguro social, en la década de los cuarenta del siglo pasado calificándolo de “caldero-comunismo” (aunque ahí incluía al arzobispo Sanabria). También sin saberlo, incluía al gran presidente Franklin Delano Roosevelt, de los Estados Unidos, que había alentado a Calderón Guardia en sus reformas, “para impedir el avance del comunismo”.

No todo el pensamiento tradicional fue egoísta y ciego. El gran empresario que fue don Julio Sánchez Lépiz, bisabuelo de don Oscar, fue  modelo  de visión social, y   de pensador al respecto. También don Manuel Francisco Jiménez Ortiz, quien como ministro de don Ricardo Jiménez, con gran sentido de equidad, estableció en la década de los treinta del siglo pasado, el actual Instituto del Café para regular las relaciones entre productores, beneficiadores y exportadores de café.

Otro gran presidente norteamericano, Woodrow Wilson puso orden institucional en Costa Rica, luego que los autoritarios hermanos Tinoco, le dieron un golpe de Estado a don Alfredo González Flores y establecieron una dictadura. Ya vendrá entonces Barack Obama, otro gan presidente norteamericano, a eliminar toda la basura imperialista que metió Mr. Bush en el TLC, con violación en primer lugar de la ley norteamericana que no se lo permitía. Privilegios a los inversionistas, a las farmacéuticas, y a otras propiedades e intereses, contrarios a lo que permitía la ley norteamericana, y que don Oscar avaló en contra de su pueblo.

Luego de la revolución del 48, las ideas de Rodrigo Facio, basadas en el liberalismo integral referido, y no en el socialismo, fueron determinantes, y estuvieron en la base del gran desarrollo que tuvo Costa Rica hasta fines de los años setenta. De esas ideas, basales del Partido Liberación Nacional de otrora, es de las que se aparta don Oscar para predicarnos un retorno a los contratos ley, a los monopolios extranjeros,  y a los contratos sin licitación. No, muchas gracias don Oscar, pero le tenemos aversión a eso. Por favor, no confunda cambio con retroceso.

Como otra” traba cultural” don Oscar señala el “continuo desprecio por el Estado de Derecho”. Solo eso faltaba: el diablo vendiendo escapularios, porque don  Oscar ha practicado  el más completo desprecio por el Estado de Derecho, con la peor de las corrupciones: la corrupción de la ley o en fraude de la misma (artículo 20 del Código Civil), que consiste en alegar las formas para perseguir propósitos prohibidos. Tal ha sido el caso con las normas ambientales, de planificación urbana, con el “estadio ecológico”, con las concesiones, con el contrato de Alterra, con las leyes de “aplicación del TLC, etc. Toda una larga historia para camuflar una “dictadura en democracia”, tan grata a los oídos presidenciales.

Pero también de la Constitución, de cuyas normas que le impiden al gobernante intervenir en política, afirma que son “estupideces”. Normas que fueron votadas, por cierto, por su ilustre abuelo y constituyente don Juan Rafael Arias, que si conocía nuestra historia, porque ésta  demuestra que son indispensables.

Finalmente, nos predica como traba el desprecio por la paz. Posiblemente  se refiere a su guerra contra la naturaleza, y a la guerra en las carreteras, producto del despelote vial auspiciado por el olvido de la infraestructura, que, si bien su gobierno trató de atenderlo, lo hizo mediante  abusivas concesiones, como las viales de la autopistas de Caldera y San Ramón, mediante cambios que implican contrataciones directas;  o, en el caso de Alterra, de  brincarse el contrato original para pactar en forma directa una nueva base contractual sobre lo pedido por Alterra. En este último caso accedió a que el país le costara mil millones de dólares, una mísera ampliación del Santamaría, que nunca lo hará “de clase mundial”, como lo hizo ver desde un principio la firma consultora norteamericana, sino mero refuerzo mientras se construye un nuevo aeropuerto en Orotina, indispensable para el 2020, que no se ha ni empezado y que este nuevo contrato con Alterra, impide, porque ahí se va toda la plata necesaria para ello.

Más abusos se asoman en el horizonte. Según ha revelado la Cámara de Exportadores (CADEXCO), el nuevo puerto concesionado que se pretende construir en Limón, no debiera costar más de cuatrocientos millones de dólares, porque eso han costado en otras sitios puertos equivalentes, pero el gobierno lo valora en ochocientos millones.

Costa Rica no bota la plata en armamento, ciertamente, lo que en todo caso es mérito de otros, pero si la bota a raudales, como si la tuviera, en todos esos dispendios.

Comprendemos que don Oscar está muy ocupado con los elevados problemas mundiales, como para ocuparse de nuestros problemas. Sin embargo, lea la cara de asombro que ponen los jefes de Estado interlocutores, porque nada nuevo les está diciendo.

Creo que el error de don Oscar consiste, como bien lo expresó su ilustre bisabuelo don Julio Sánchez Lépiz, “en pensar que, los que  hemos hecho cuatro reales, tenemos ya derecho a opinar sobre todo, y la pretensión de saberlo todo”

(*) Abogado

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